CARTAS AL DIRECTORIO - Febrero 2009

Agradecemos las múltiples muestras de apoyo. También las críticas. No las publicaremos aquí. Este espacio lo reservamos para vuestros "artículos". Vuestras aportaciones, que, sin ser periódicas, sí compartan vuestras experiencias, conocimientos, alegrías y tristezas en vuestra/nuestra Iglesia. En catauña o en cualquier otro lugar. Lo único que pedimos es que respeten las cuatro máximas: Constantia, meritum, fortitudo, fidelitas.

Todo esto lo podeis enviar a:

omnesdicamus@gmail.com

 

27/02/2009 por Joan Cabot

Festa Major de la parròquia de Lurdes

Amb tristesa us escric per fer-vos arribar un programa de la festa de la parròquia de Lurdes d’aquest any 2009, encara que no demostreu massa interès per la veritat.

Suposo que el vostre objectiu no és precisament informar, sinó més aviat confirmar els vostres prejudicis amb qualsevol afirmació, sense reprimir ni mentides ni calúmnies, però em sembla molt greu que, a part d’imprecisions, mitges veritats i invencions, pugueu escriure alegrement “(...) que ese día no hubo misa en la parroquia y que los feligreses que no pudieron trasladarse a la Catedral (es un barrio con una población notablemente envejecida), se quedaron sin poder participar de la eucaristía del día de la patrona (...)”. Precisament amb gent “notablemente envejecida” i malalts es va omplir l’església a la missa concelebrada a les 12 del migdia.

Em sap greu sobretot per tots els que ha preparat la setmana de festa amb il·lusió, molt de treball i voluntat de respondre a diverses sensibilitats; pels molts que hi han participat, de totes les edats; pels vincles que s’estan establint, amb un esforç d’anys, amb l’Hospitalitat de la Mare de Déu de Lourdes i amb la comunitat de Santa Bernardeta de Torre Baró. Em sap greu perquè amb el vostre menyspreu i atac visceral a les persones feu impossible qualsevol diàleg crític i constructiu sobre la pastoral a la diòcesi.

En quant a les vostres afirmacions sobre els Latin Kings... certament, la ignorància és atrevida!

Sense cap interès de seguir parlant amb interlocutors anònims, i sense cap expectativa ni pretensió de trobar la més mínima autocrítica, atentament

Nota de la redacción: hemos modificado el artículo indicando que no hubo la habitual misa de 8 de la tarde, que es lo que se quería reflejar. Gracias por su atención.

 

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27/02/2009 por Teresa Nuñez

Protesta

Escribo desde Madrid para decirles, con toda la libertad de expresión que ustedes reclaman, que ilustrar su página web con una caricatura del Sr. Cardenal-arzobispo de Barcelona, caracterizado como ‘El Padrino’ , deja bien a las claras su catadura moral. La de ustedes, naturalmente. No me extraña que en el arzobispado de Barcelona quieran tomar medidas, yo hasta las tomaría judiciales por injurias e incluso calumnias.

 

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27/02/2009 por Anónimo

Eriales Cabot

Acabo de leer el artículo de Oriolt, sobre la celebración de la fiesta de la Virgen de Lourdes en la parroquia del mismo nombre, y como siempre, "borda" su comentario. Esta manera de organizar parroquias a cargo de la progresía, se remontan a treinta o cuarenta años atrás. Aparentemente se produce mucho ruido mediático, pero con el paso del tiempo no suele quedar nada. Este sistema de conducir "la pastoral" se parece más bien a las fiestas populares de los barrios. Mucha algarabía, actividades, tracas... pero cuando se acaban, viene la depresión. La eclesiología de lo incorrecto, que tanto atrae a los curitas, superiores, religiosos, y... obispos, nos ha llevado, al menos en un cincuenta por ciento, a lo que tenemos hoy. Es decir, casi nada. El otro cincuenta por ciento, siendo benévolo, se lo dejo, a nuestros tradicionales enemigos: mundo, demonio y carne. Esta fascinación por lo progre, hace que estos reverendos irreverentes, prosperen a los ojos del Ordinario, que en nuestro caso está ya el pobre mas decaído que una hortaliza madura.

 

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25/02/2009 por Otro.

Dumbo.

Me hizo gracia leer el artículo de “Semper Idem” sobre la confesión en Barcelona, porque me veía a mi mismo haciendo la ruta de la penitencia. No es que haya hecho exactamente esa ruta, pero más de una vez he tenido que hacer más de una parecida, en las que he tenido experiencias calcadas, en algunos casos. Pero en mi caso, en los Jesuitas de Caspe, siempre me he podido confesar, aunque sea con retraso respecto al horario anunciado. El servicio que dan es realmente de agradecer, como lo es el de los nuevos confesionarios de la Catedral, y la actual garantía del servicio.

Entiendo que Aurelius Agustinus parece vivir por el centro, y si él ya lo pasó mal, qué decir de los que orbitamos más alejadamente ése, casi único, núcleo que ofrece el servicio de este precioso sacramento de sanación.

Es cierto que dada la distancia, siempre tenemos la posibilidad del párroco respectivo, pero hay que echarle… a la cosa.

Primero que la parroquia tenga confesionario que facilite el trance y segundo encontrar disponible al confesor.

Qué poca la gracia que hace, el tener que llamar al timbre, o tener que pedir hora para contar marranadas. A veces me cuesta imaginar ese don de empatía que tienen ciertos padres espirituales. Eso de ponerse en la piel del otro o, como se dice, en los zapatos del otro. Pero si en vez de empatía tienen un gran ombligo, que se limiten a lo que la Iglesia ofrece y que se pongan un ratito en el confesionario y ya está. Que el cristiano de a pie no pide nada raro.

Es penoso el que se pueda descartar el encontrar de manera ordinaria un sacerdote en el confesionario, pero es lacrimoso el que a veces resulte igual de difícil encontrarlo disponible para el sacramento. Televisión, reunión pro reuniones, pluriempleo, o cualquier otra cosa, suelen ser prioridades que imposibilitan muchas veces que el sacerdote se encuentre cinco minutos antes de misa por el templo, si es que no delega en la llamada Celebración de la Palabra.

Supongamos que en un ataque de humildad, el cochinote penitente tiene el valor de dirigirse a su excelencia, el ungido de Dios, porque arrepentido, necesita contarle sus pecados y pedir la absolución. Pues bien, si ya las circunstancias logísticas resultan del todo dificultosas, si el tener que pedir hora para contar marranadas resulta de lo más poco agradable, el colmo llega cuando te encuentras con uno de esos paternales sacerdotes que indirectamente, como que te insinúan que estás haciendo el primo y que existe una práctica parroquial y “comunitaria” que se llama algo así como “absolución colectiva”. Cuando esto se repite, la verdad es que la tentación por asistir a ellas se da.

Ya no se trata del cura santurrón que como todos sabemos no ha roto un plato en su vida y se escandaliza del sucio pecador, ahora se trata del cura santurrón que tan humilde y bueno se nos ha vuelto que se nos muestra innecesario, de hecho un estorbo, como mediador ante Dios. Ahora está aquello de tú “sólo te confiesas ante Dios”, sin necesidad de mediaciones humanas, que en el fondo es una manera de rechazar “humildemente” la mediación eclesial y que no es otra cosa que rechazar la voluntad divina.

Yo creo que esa consigna progre del “ese lo que necesita es un siquiatra” ya está pidiendo recambio y los curas perezosos o polifacéticos, extraparroquialmente hablando, deberían pedir otra consigna a sus fuentes antieclesiales. Como dice un buen amigo, estamos locos por venir todavía a la Iglesia, uno viene a encontrarse con Dios y necesita blindaje y armamento, refiriéndose a los tentáculos de la ambiciosa y feroz progresía. Pero es que el otro argumento de la evolución histórica del sacramento, para justificar las absoluciones colectivas sin confesión individual, no resulta menos penoso. Yo no tengo intención de conocer las razones históricas que han hecho del sacramento de la penitencia lo que hoy es y cómo es, como tampoco tengo interés en preguntarle a Dios el porqué de que los elefantes no puedan volar habiéndolos dotado de unas excelentes orejas, a todas luces aptas para el vuelo. No pienso revelarme contra Dios por esto, por mucho que constate esa evidente trasgresión racional. La cosa es, que es éste y así el sacramento de la penitencia, y la posición del magisterio no es que sólo sea clara, sino que es dolorosamente insistente ante la descarada desobediencia de aquellos que prometieron fidelidad y servicio públicamente, y que han convertido esta infidelidad en uno de los elementos esenciales en la desatención pastoral del pueblo de Dios, ya que por lo general la presencia del sacerdote en las parroquias suele brillar por su ausencia. Cosa ésta que de alguna manera tiene que ver con la desatención del sacramento de la penitencia, como de alguna manera señalaba el artículo de Semper Idem en el que mostraba la par entre este servicio pastoral y el ejercicio sacerdotal del breviario así como de preparativos Pastorales, realizables a veces, aprovechando el confesionario, donde por cierto, el cura se hace físicamente presente a la feligresía parroquial.

Yo me pregunto que pasará por las mentes y las conciencias de esa activa progresía que tan satisfecha de sí misma asiste a esas contraeclesiales absoluciones colectivas sin confesión individual. En el documento de la CEE “Dejaos reconciliar con Dios”, en el número 20 se dice expresamente que estas absoluciones extraordinarias si no se hacen conforme al hacer de la Iglesia son invalidas. No soy canonista y no se si con esto se dice que al no ser validas, no hay sacramento, o se refiere a que son ilícitas aunque válidas, pero aunque fuera este segundo caso y quedaran perdonados los pecados, de los fieles engañados, dudo que se pueda decir lo mismo en el caso de la triunfante progresía ya que al fin y al cabo, por mucho que se pudieran arrepentir de los pocos pecados de que se puedan sentir culpables, dada su farisaica condición, hay un pecado del que no se deben arrepentir, aún teniéndolo bien presente, y es el de asistir a estas celebraciones sabiendo que son ilícitas y condenadas, por activa y por pasiva, por el Magisterio. Ciertamente los curas son responsables del daño y del engaño para con los que participan inocentemente en tales celebraciones, pero no son responsables de esos progres laicos que conocen perfectamente la condición ilícita de la celebración y conocen perfectamente la reiterada insistencia por parte del Magisterio de que no se hagan tales actos.

 

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25/02/2009 por un lector

La Sagrada Familia

Apreciados señores:

Leo en El País del domingo 1 de febrero el siguiente titular: "La caída turística pasa factura a los museos catalanes". Y a continuación añade: “La Sagrada Familia, el Museo Dalí y la Fundación Miró pierden visitantes”.

Me duele ver la Sagrada Familia en el primer lugar de ese listado. Como si no hubiese bastante con los eternos retrasos en las obras...

Está claro que desgraciadamente la crisis se ha hecho un hueco en nuestras vidas, y nos afecta al bolsillo de cada uno. De un modo u otro, todos los hogares hacen esfuerzos importantes para llegar a fin de mes. Pero aunque nos apretemos el cinturón, debemos tratar de tener siempre algo para nosotros mismos. Disfrutar del ocio, de la cultura, y cómo no, del Señor.

Por eso quisiera compartir un mensaje, un mensaje entre hermanos: no dejéis de regalaros un momento para vosotros y para los demás. Aún en días difíciles como éstos, no debemos olvidar a quienes por desgracia tienen menos suerte que nosotros. Es nuestra tarea como cristianos acudir al oficio religioso y colaborar en nuestra parroquia, para entre todos ayudar a hacer de este mundo un lugar mejor.

Unidos pasaremos el bache, y vendrán tiempos mejores... Ánimo, y un saludo a todos.

 

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